Este proyecto de viviendas de promoción privada estudia la forma en que éstas puedan aprovechar, lo mejor posible, las orientaciones más favorables y las potencialidades propias del lugar como la situación cercana con el paisaje natural o la forma abierta en abanico del solar. Sin embargo, buscando una imagen “urbana” desde la ciudad, el planeamiento preveía una implantación en manzana que no parecía tener en cuenta esta ubicación concreta ni la forma particular del solar. Esto conllevaba una heterogeneidad de situaciones de viviendas, unas con fachada a la ronda y al paisaje (y predominando orientaciones norte) otras hacia la ciudad, al sur y otras, desgraciadamente, que miraban al interior de manzana. La baja altura prevista para una edificabilidad dada se traducía en una ocupación excesiva del suelo, que es un recurso limitado y escaso (como bien saben en la vecina Cádiz) por lo que su gestión debe ser también sostenible. Por otro lado, era necesario para la vital sostenibilidad económica de la promoción que la edificación de 297 viviendas se pudiera dividir, con coherencia urbana y arquitectónica, en tres fases que ayudaran a su encaje en el mercado de Puerto Real y su entorno.
Manteniendo, por supuesto, la edificabilidad del planeamiento original, se propone al ayuntamiento, mediante un estudio de detalle, una nueva organización abierta de volúmenes de mayor altura (cinco plantas) y con menor consumo de suelo. La idea es aceptada y recogida en el nuevo PGOU que se estaba elaborando. Esta implantación en abanico de tres volúmenes permite:
1. Una situación más homogénea de las viviendas. No existen viviendas a interiores de manzanas y todas tienen fugas visuales al paisaje natural o al urbano. No hay una excesiva diversidad de tipos lo que contribuye a una ejecución más sistematizada, industrializada y sostenible.
2. Un funcionamiento bioclimático mejor con orientaciones en las que predomina el sur, el este y el oeste, mínimas al norte y ventilación cruzada. El cuidado estudio del hueco y los aleros según las orientaciones, teniendo en cuenta el soleamiento, mejora aún más esta estrategia sostenible. Los huecos de cada vivienda se recogen en un sólo marco de piezas prefabricadas (sistematización y ahorro en formación de díteles) que dan protección solar y cuyo diseño responde a estas distintas orientaciones. En las fachadas sur estos marcos se convierten en aleros de 75cm desplazados del eje del hueco para proteger mejor de la radiación de la tarde permitiendo algo más la de la mañana. Con todo esto se consigue sobre todo bienestar además de sostenibilidad.
3. Una sencilla y coherente división en tres fases correspondientes a los tres volúmenes edificatorios, permite una comercialización más racional, pero no hipoteca el paisaje urbano mientras tanto.
4. Aun siendo bloques aislados, una mejor adaptación de la edificación al entorno urbano. Las alineaciones son coherentes a las distintas calles y, hacia el sur, el solape de los bloques en L, crean el efecto de una fachada de edificación cerrada que responde al entorno urbano más consolidado hacia esta orientación. En dirección al norte, hacia donde la ciudad va desdibujándose con la aparición de espacios verdes, la edificación se abre y descompone en cabezas que miran el paisaje natural del límite urbano, permitiendo la incorporación de éste al interior del conjunto y a cada una de las viviendas.
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Los volúmenes se van abriendo incluso se biselan para integrar con más ángulo el paisaje. A la vez, la protección frente al ruido desde esa misma dirección se consigue presentándole la menor fachada posible. Testeros biselados, a modo de quillas, rompen las ondas sonoras. La mayor parte del volumen de los edificios queda escondida tras ellas y la geometría no paralela de los espacios entre edificios evita el eco flotante. La situación de estas “proas” es inmejorable para aprovecharse de las vistas. Esta metáfora náutica, tan
tradicional en la arquitectura moderna, es más adecuada en Puerto Real. Y más aún en este lugar que fue ocupado por antiguas instalaciones de construcción naval. Puede que en estos volúmenes pueda verse el fantasma de barcos en dique seco con sus popas seccionadas en construcción.
En la definición constructiva se tiende al montaje en seco y la prefabricación (en tabiquerías, estructura, etc,) ahorrando tiempo ejecución y mucha energía. Pero también, y esto es importante, mejorando sustancialmente la calidad material de la promoción a un costo razonable.
Se estudia la integración arquitectónica de los obligados paneles solares para que sean parte de la imagen y el atractivo del edificio. Por tanto no se ocultan sino que se enseñan con orgullo por encima de los petos. Quizá, mostrándolos coherentemente como parte integrante del proyecto colaboremos más en sus objetivos sostenibles que ocultándolos, pues al verlos nos permiten tomar conciencia sobre nuestra realidad energética. Y lo primero más importante es tomar conciencia.
Juan Manuel Rojas Fernández. Arquitecto.