ENTORNO (( Como apunta la memoria, en el edificio del 112 de Mérida habíamos proyectado una fachada retroiluminada con tecnología led que, con distintos colores, anunciaban el estado de alerta en el que se encontraba el servicio de emergencias, denotando con ese latido la continua actividad y celo del personal al cuidado de las emergencias. Desechamos esta idea en una reunión de trabajo con el equipo del propio servicio, ya que pensaban que el dispositivo podría generar un cierto grado de alarma social: un eventual incendio forestal pondría “roja” la fachada y anunciaría un peligro desconocido… Lo dejamos estar. Simultáneamente a nuestra obra se construía justo enfrente la nueva sede de las Consejerías de la Junta de Extremadura, un edificio imponente, en disposición paralela al airoso acueducto de San Lázaro (que da nombre al barrio) y que ha terminado por ocultarlo completamente, cuando antes no era sino el referente visual de la zona, el elemento que caracterizaba el lugar. Haciendo ventaja de la desventaja, construimos esa fachada que teníamos pendiente con una celosía de paneles perforados con una trama construida a partir de una foto del acueducto. No es lo mismo, pero de alguna manera hemos intentado devolver el carácter perdido al barrio que acoge nuestro edificio. ))
El proyecto intenta escuchar el lugar y sus límites, a cada escala. A escala local, su topografía, sus bordes, su suelo. A escala urbana, los pulsos de un espacio descoyuntado, mitad campo mitad ciudad, caracterizado por los lejanos horizontes marcados por la simplificación agrícola de la vegetación, el acueducto de San Lázaro que nos recuerda la ciudad y su historia y la huella imaginada del futuro edificio de las Consejerías de la Junta de Extremadura. Dibujando un mapa que define el territorio, contemplamos un conjunto de dualidades que nos señalan estos límites. Entre ellos se encuentra el espacio que nos interesa.
De un lado tenemos lugares marcados por la estabilidad, el peso, la fijación, la permanencia. Son todas ellas condiciones, quizá inevitables, de la arquitectura. Por otro lado, en paralelo, existen lugares, más bien diría atmósferas, regidas por la inestabilidad, el movimiento, la movilidad, la expresión fugaz del momento que acompañan a los acontecimientos de la vida que con nuestros edificios celebramos y albergamos. Nuestra pretensión es recoger esta atmósfera, solidificar mediante el proyecto, como una operación alquímica, este material evanescente, este gas, y atraparlo en el espacio sin que en este trámite desaparezcan su volatilidad y su vitalidad. Una estrategia, no una forma.
CONTORNO
La parcela posee una inclinación que determina la implantación del edificio. Nos enterramos, sí, pero menos… La cota inferior, que alberga los usos característicos del edificio, desde el parking de ambulancias, los almacenes y vestuarios hasta la gran Sala de Coordinación y espacios anejos, entierra la zona de vehículos, pero a la vez disfruta de un espacio ajardinado frontal al que abre el oficio y la sala de descanso.
El programa del edificio se propone en tres claras bandas: un muro técnico habitable asume los usos de servicio del edificio a la vez que separa las zonas ocupables de la calle: aseos, vestuarios, control, sala de seguridad, sala fría…, pero también espacio para las instalaciones principales del edificio, desde la maquinaria de climatización o el grupo electrógeno a las placas solares en cubierta. La segunda banda longitudinal recoge las comunicaciones y accesos del edificio, en un espacio a doble altura iluminado por los lucernarios laterales; la tercera banda, protegida y asistida por las anteriores, alberga bajo una cubierta única, plegada y útil, las distintas salas y espacios ocupables del edificio.
Se plantea el acceso peatonal desde la cota superior a partir de una pequeña plaza de acceso, una expansión del acerado en un guiño a la ciudad, a la manera que deben encontrarse los edificios con el espacio público -un yard dirían los Smithson, uno de esos entre estratégicos-. Desde ésta se lanza una rampa-escalera hasta el centro del edificio, donde se ubica el control de acceso. Los vehículos entran desde la rotonda, permitiendo así tanto su rápida salida en cualquier dirección como su acceso cómodo al edificio desde las dos vías principales cercanas. Este bucle de accesos permite que tanto la entrada principal como la rodada o las salidas de emergencia se resuelvan a cada cota de la urbanización, facilitando tanto la accesibilidad del edificio como su seguridad y control de acceso.
El resto de usos, tanto la sala de Crisis como la del Comité asesor y los despachos ocupan el espacio bajo la cubierta continua, permitiendo tanto su adecuada orientación e iluminación como la visión elevada de la Sala de Coordinación. Estas entreplantas disponen además de oficio privado, aseos y salida a la cubierta transitable desde el núcleo principal de comunicaciones. Bajo el pliegue-cubierta-edificio los espacios, fluidos pero sistemáticos, se iluminan con diferentes recursos, adaptados a su destinos final: lucernarios laterales, terrazas profundas, celosías…, configuran en el interior un lugar nuevo, pero parecido al que podría haber existido hace siglos, las luces partidas y vibrantes de los rayos del sol a través de los árboles.
MARGEN
El edificio no es tan sólo la envolvente de un programa ordenado adaptada a un lugar físico. En esta estrategia de solidificación de la vitalidad de todos los lugares y atmósferas del proyecto queremos que la sede de atención de Urgencias y Emergencias de Extremadura-112 sea un referente social-urbano. Construimos el edificio como una topografía, evitando la competencia con el acueducto y el nuevo edificio de las Consejerías, proponiendo más un paisaje que un objeto. En esta arquitectura de silencio la fuerza reside en la acción: frente al mirar, la arquitectura pide ahora fijar la vista, mirada atenta, mirada intensa.
Elevados del suelo, la gran celosía se ilumina Y el edificio enseña su único ojo a la ciudad, el ojo de Boullée, de Duchamp, de Magritte, un renovado Polifemo que con su mirada lanza un mensaje: tranquilos, permanecemos vigilantes…