La actuación se plantea para dar acceso al nuevo museo arqueológico de Priego y a los Jardines públicos del Recreo de Castilla, desde el centro histórico en alto, y desde las huertas del adarve a cota inferior, donde un aparcamiento junto a la carretera comarcal inicia el recorrido del que llega desde fuera. Se trata de aprovechar el paseo por el jardín y las huertas, para reducir la diferencia de cota existente entre el plano alto de la ciudad histórica y las huertas bajas que albergan la mayor parte del turismo de la zona.
La pieza del acceso superior, discurre en paralelo al Caz de agua medieval. El ascensor recoge al visitante desde la cota de la calle junto al castillo y tiene dos planos de salida; una a cota de la entrada superior del museo y otra a cota de los jardines del Recreo, oyendo el rumor del agua a una cota nueve metros inferior. Unos caminos con pendientes adaptadas terminan en el borde del Recreo, donde se encuentra una tarima de madera adaptada al muro norte del Recreo que termina siendo la pieza final del centro de interpretación.
En este recorrido el paisaje montañoso está siempre presente, pero esa presencia se intensifica en los interiores de las piezas, enmarcada con las pieles de madera y se ensordece con un vidrio de proporción cuadrada que distancia y ensimisma al espectador.