El proyecto propone la realización un edificio que aloja un programa doble, por un lado veinte de viviendas, por otro, un determinado número de módulos para oficinas. Se requería que la planta baja se destinase a locales comerciales y que el sótano fuera compartido por todos los usos como garaje.
Las características de la manzana rectangular en la que se ubica la intervención nos facilitan las claves de ésta. La pendiente existente obliga por normativa a escalonar de alguna forma el edificio, la decisión era sencilla, se dividió el volumen básico original en dos volúmenes secundarios que al deslizar entre si, encuentran su lugar de encaje en la manzana. De esta forma, construimos dos edificios diferentes, uno aloja las viviendas y otro las oficinas. Desde la calle del Mar, nuevo eje comercial de la ciudad, accedemos al bloque de oficinas, a las viviendas se accede desde una calle de carácter exclusivamente peatonal.
El carácter unitario de la intervención se delata en la elección del ladrillo visto esmaltado blanco como piel de ambos edificios. En cambio, la respuesta adoptada en las protecciones de seguridad y soleamiento muestran el uso al que se destina cada uno de los bloques y acentúa esa dualidad. Las oficinas disponen de protecciones fijas continuas de chapa de aluminio perforado enrasada al ladrillo; en las viviendas se han colocado protecciones correderas de madera, de forma que cada unidad residencial es reconocible desde el exterior. El resultado final es un monolito opaco y terso, en el que se alojan los módulos de oficina, contrapuesto a otro monolito perforado, que contiene a las viviendas.
Las comunicaciones interiores se acomodan en sendos vacíos horadados en cada uno de los edificios. Mientras en el edificio residencial se proyecta un sistema de recorridos, que apoyándose en pasarelas y galerías abiertas, organizan los accesos a los diferentes viviendas; en el bloque de oficinas, los accesos a éstas se articulan alrededor del recorrido propio de la escalera.
En las viviendas, de dos o tres dormitorios, uno de ellos y la cocina se separan o se incorporan al estar-comedor mediante grandes puertas correderas que flexibilizan el funcionamiento de cada unidad habitable. Los apartamentos situados de la última planta disfrutan de acceso individualizado a la azotea.