Topografías activas: entorno_contorno_margen:
Lejos de banalizar la rotundidad de la implantación en el lugar de la bodega (una superficie cubierta superior a los 12.000 m² y un área de influencia mucho mayor), pero también alejados de recursos y automatismos convencionales, la decisión de enterrar el edificio resuelve en un único movimiento gran parte de los condicionantes operativos y tácticos planteados: aislamiento, ahorro energético, accesibilidad, descarga de la uva por gravedad (a la romana), topografía, camuflaje e impacto medioambiental… Partiendo de estas decisiones radicales y útiles, la propuesta asume el volumen y el uso del edificio como puntos de partida del proyecto, trabajando a un tiempo con llenos y vacíos, con lo artificial y lo natural, con entropía y escala.
La topografía inclinada del lugar se aprovecha para elevarse en continuidad con el medio natural, evitando la autonomía entre construcción y terreno. El proyecto es así un mecanismo topológico de ordenación y modelado del territorio, pensado para integrar de forma gradual los sentidos en el edificio. Esta gradación se materializa en los pliegues del terreno, salvando las diferentes cotas del cerro, permitiendo el acceso a la bodega desde diferentes niveles, sin apenas percibir el volumen construido. Así, el terreno, natural y modificado, es el que se mueve en-torno la bodega, a su contorno, permitiendo en un solo gesto la aparición-desaparición de ésta en el paisaje, enterrándose o emergiendo según conviene a su estricta funcionalidad, participando, en suma, del propio proyecto y consiguiendo, al final, erigirse como elemento fundamental de la propuesta. En un último y rizomático esfuerzo, el edificio refleja su margen, de manera que, en continuidad con el viñedo circundante, las viñas trepan por la bodega ocupando su cubierta -con un tratamiento exclusivo para su vinificación en vinos especiales-, actuando además esta cobertura como magnífico aislamiento natural.
Una estricta retícula de estructura prefabricada de hormigón permite la organización de funciones de la bodega, también estrictamente relacionadas con el tiempo. En esta malla continua introducimos una distorsión: la ausencia de estructura en algunas zonas provoca la apertura de patios y espacios a/con diferente altura, adecuados al uso y la escala de las diferentes actividades. El programa, de funcionalidad lineal, se pliega-repliega-despliega, desarrollándose en espiral, acortando así circulaciones y recorridos, minimizando el trazado de las instalaciones y dejando en el estómago del solar un hueco, el patio de maniobra, verdadero núcleo de la propuesta.
El área operativa de la bodega comparte el mismo nivel, haciendo que pasos y recorridos sean claros y directos: espacio fluido vs. espacio sistemático. El resto de usos del programa, enológicos (laboratorio, sala de catas, vinoteca), administrativos (oficinas de gestión y ventas, salas de reunión y juntas), representativos (museo, auditorio, sala multimedia) o de ocio (restaurante, hotel, spä), ocupan los diversos niveles del edificio, interconectados, accesibles desde puntos estratégicos del mismo, en una suerte de lava programática flexible y útil.
La necesidad de utilizar el edificio casi simultáneamente a su construcción ha primado los materiales prefabricados y aquellos cuya puesta en obra fuese versátil y fácilmente mecanizable. Al exterior la bodega se construye con un único material, un panel prefabricado aislante acabado en cobre natural, cambiante y vibrátil, que envejecerá con el vino, adquiriendo esa pátina que sólo proporciona el paso del tiempo. El patio de maniobra se reviste de policarbonato traslúcido, proporcionando a las zonas de trabajo una luz tamizada, controlada, útil. Al interior una serie de pieles activas definen cada espacio, desde los acabados luminosos y asépticos, tecnológicos, de las zonas de elaboración y fermentación con suelos de resinas blancas y paneles de acero inoxidable, a los amables matices de la pizarra negra y la madera de castaño en las salas de barricas y catas, más cercanos a la penumbra y silencio de una cueva…
Vidrios coloreados y texturizados abren cuidadosamente el edificio a los patios y al paisaje, disfrutando de inmejorables vistas hacia los lejanos referentes, dominador del horizonte pleno de evocaciones y de historia, quizás dentro de esos distintivos sabores terciarios que acompañan a los mejores caldos…