Primer premio Félix Hernández X edición del Colegio de Arquitectos de Córdoba. Se ubica la parcela frente al cementerio, en el norte de Carcabuey, junto a un cruce de caminos, y justo al final de la, en ocasiones, angosta calle que atraviesa la localidad de norte a sur. Coincide con el encintado de la estrecha calle, y a pesar de derramarse, con una fuerte pendiente, ladera abajo, se constituye, no sólo en la atalaya desde la que contemplar el castillo, la iglesia de la Asunción, la sierra de la Horconera, la Tiñosa y el valle, sino también en el contrapeso de una imaginaria balanza que tiene su fiel en la silueta del castillo y a Carcabuey en su extremo.
Desde el trazado de la carretera Estepa-Guadix, que vertebra la vida de la comarca, nos sorprende la imagen plena de Carcabuey en un territorio colonizado por los volúmenes de numerosas fortificaciones menores y torres-vigia.
El encargo
El promotor privado es propietario de una parcela de fuerte pendiente frente al cementerio, al otro lado de la estrecha calle que a él llega.
Su intención es construir un edificio que cubra las necesidades comarcales de tanatorio, con lo que el programa inicial debía contener una gran sala común, de altura proporcional a su superficie, que diera acceso a dos salas de duelos asociadas a sendos mortuorios. Este programa básico se tenía que acompañar de una oficina, una tienda, un garaje para dos coches fúnebres, aseos y zonas de almacén. Se descartaban otros elementos tales como cafetería o tratamientos de zonas exteriores.
La implantación planteada por la propiedad es frontal al cementerio, con acceso directo desde la estrecha calle a la sala común, con las salas de duelos y mortuorios al frente, la zona de garaje al norte, donde el terreno da cota para el acceso, y la zona de servicios generales al sur. El fuerte desnivel se salvaría con un sótano de almacenamiento, y no se reparaba en la necesidad de aparcamiento.