La parcela se sitúa en el borde urbano sureste de la localidad de Calamonte, en una pequeña plataforma de terreno que domina visualmente los campos agrícolas circundantes. De una situación que le dota de un valor especial en la relación ciudad-campo-paisaje, parten las principales decisiones conceptuales y formales que inspiran al proyecto.
La forma de la parcela es de proporciones rectangulares, casi horizontal, y orientada ligeramente en el eje Norte Sur, lo que determina sin duda la disposición y forma del edificio. Además, la presencia del edificio a lo lejos, desde las vías de acceso por la autopista A-66 y la Carretera de Sevilla, también hace que el edificio necesariamente responda a ellas.
El edificio se implanta en la parcela adaptándose a su forma longitudinal. Su principal concepto es la apertura de una grieta-patio en su eje central, que lo atraviesa en toda su longitud. Éste es el espacio principal del proyecto. Constituye una transición entre lo urbano y lo privado con una serie de matices y escalas, que hacen de él un espacio encontrado y conquistado por el interior del edificio. En la fachada norte, esta grieta configura el acceso público entre volúmenes, y tras superar el vestíbulo de distribución, la fisura continúa, convirtiéndose en un espacio mucho más introspectivo.
La parcela, a su vez, se relaciona con la actual ubicación del edificio de la Mancomunidad, con el que se pretenderá establecer una relación espacial y de acceso entre ambos.
La cubierta se configura como una pieza fundamental. Visto a lo lejos, el edificio completa su presencia compacta, y dialoga con el paisaje de cerros que circundan la comarca. Vista de cerca, la cubierta le proporciona altura a los espacios interiores en donde es necesaria, como los espacios de uso común (salón de actos, sala de formación, etc.).
La forma rectangular de la parcela, como se ha dicho, condiciona la disposición de los lugares de trabajo. En una búsqueda de la mayor racionalidad programática, economía de circulaciones, independencia de usos y garantizando la flexibilidad requerida, el programa se ha dividido en tres unidades claramente diferenciadas: 1. incubadora de emprendedores, 2. despachos relacionados con la Mancomunidad y Diputación de Badajoz (OAIDL), y 3. Salas de reunión y Aulas de formación.
El concepto de grieta central, permite acceder al edificio desde su centro de gravedad, de manera que llegados a este lugar podamos distribuirnos a las 3 unidades funcionales. La grieta es un espacio único que se desdobla en espacio interior (conformando los pasillos de distribución), y espacio exterior (patio ajardinado y colchón térmico), separados ambos por grandes ventanales. Esta parte del edificio se configura como clave, favoreciendo la lectura de la planta, algo fundamental en este tipo de edificios de uso público. Los usuarios, tras acceder a él, tienen un registro completo de la posición de los espacios interiores, y por tanto, se sabe hacia dónde hay que dirigirse.
De la misma manera, disponer el vestíbulo en el centro de gravedad, permite otra de las ideas clave de esta propuesta, la sectorización de espacios. Como las diferentes unidades funcionales tienen rangos de uso diferentes, se hace necesario compartimentarlas. Los diez despachos de la Incubadora de empresas pueden estar permanentemente disponibles para sus usuarios sin tener el resto de los espacios abiertos, con la excepción del núcleo de aseos, al que se accedería una vez dentro del edificio.
Accesos: se plantea un acceso principal desde la carretera, en cuyo límite se disponen 8 plazas de aparcamiento en batería. En relación con el actual edificio de la Mancomunidad, se dispone un segundo acceso en el lateral Este, de manera que se pueda establecer una relación funcional entre ambos edificios.
Despachos de Incubadora de Empresas: Se formaliza en un volumen rectangular con una disposición en una única crujía, y pasillo de acceso a fila de despachos. Todos los despachos quedan así orientados a oeste y protegidos mediante la propia configuración de la fachada y arbolado de hoja caduca. Destaca la posibilidad de acceso directo independiente desde la calle a través de una banda ajardinada que separa nuestra parcela de la colindante.
Despachos de OAIDL: forman el brazo noreste del edificio. Todos los despachos tienen orientaciones Este, coincidiendo su asoleo con las horas de funcionamiento de los mismos.
Salas de reunión y Aulas de formación: se disponen en el brazo sureste. Su unión permite modular su uso, de manera que los requerimientos de espacio les haga formar espacios compartidos.
Los usos compartidos y de servicios, se disponen cerca del vestíbulo central, de manera que sean accesibles en igual medida. Esta posición favorece a su vez a las instalaciones del edificio, con los menores recorridos.
Todos los despachos se compartimentan entre sí mediante la existencia de unos machones de material ligero (cartón yeso) que alojan tanto estructura como todas las instalaciones. Estos machones sirven de “guía” para la división entre módulos, uniéndose mediante tabique ligero con la fachada. La geometría y modulación permite que todos estos tabiques, bien desaparezcan, o bien sean móviles, pudiendo compartimentar en función de las necesidades llegado el momento sin tener que modificar instalaciones ni conductos.
Reportaje fotográfico
ADQUISICIÓN DE DERECHOS
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Ficha técnica
Obra: Centro Integral de Desarrollo «Centro»
Arquitectos: Fernando Garrido, Juan Carlos Herrera, José Antonio Plaza
PEM: 648.013,67 € – Ratio: 821,30 €/m2
Sup. construida 789 m2