Museo de la Ilustración de Valencia | Guillermo Vázquez Consuegra, arquitecto

Descripción del edificio. La obligada aceptación de este perímetro de edificación como base de partida para el proyecto va a ser elemento sustantivo en la configuración de la forma y el control de la volumetría del edificio. Por tanto, forma y volumetría venían predeterminadas por las bases del concurso, que da origen al encargo de este proyecto y habrán de ser ligeros movimientos sobre este perfil -vuelos, retranqueos- los únicos mecanismos formales que van a permitir a la propuesta escapar del rígido y estricto perímetro dibujado por la normativa.
El programa del Museo Valenciano de la Ilustración se distancia de los contenidos habituales de otros espacios expositivos. Se trata de un museo con unas colecciones permanentes mínimas, donde gran parte del recorrido se articula a través de escenarios, de espacios que deben mucho a las referencias literarias, teatrales, musicales y cinematográficas.
Los espacios físicos que sirven de marco a estos escenarios efímeros, que sin embargo constituyen la exposición permanente del MuVI, vendrán caracterizados por su versatilidad y neutralidad de manera que posibiliten la mayor libertad posible a la organización del proyecto expositivo. Espacios amplios, capaces, cuyas dimensiones, escalas y proporciones les permitan ponerse a disposición del montaje expositivo. Control de la luz natural y el soleamiento y definición precisa de acabados insistirán en hacer más elocuente esta condición de disponibilidad.
Estas consideraciones no implican en absoluto la aceptación del edificio como mero contenedor del proyecto museológico, de igual manera que la obligada servidumbre que impone la aceptación del perímetro de edificación no determinará, de manera definitiva, el sistema formal y compositivo del proyecto.
El edificio propone una imagen unitaria y compacta frente a una concepción más fragmentaria sugerida por el programa y el planeamiento. Se plantean, en líneas generales, dos volúmenes alargados dispuestos casi en paralelo: el primero de ellos, más largo y anguloso alberga la secuencia de recintos expositivos que constituyen la exposición permanente del Museo, al tiempo que el segundo se reservará a las funciones más internas de la institución. Ambos se conectan por un pieza intermedia que incluye el vestíbulo general del Museo. Un espacio de gran magnitud en consonancia con el carácter público-institucional del edificio, abierto a la verdura exuberante del jardín contiguo.
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El Museo, a pesar del exigido sometimiento al perímetro de edificación de la normativa, busca resolver de forma satisfactoria el sistema de relaciones entre el propio edificio y el entorno en el que se establece.
La localización del acceso principal bajo el propio edificio, que supone perforar la pieza más larga a fin de poner en comunicación las dos áreas ajardinadas muestra el interés del proyecto por dotar a la arquitectura propuesta de un cierto carácter urbano, o dicho de otra manera, de poner de relieve la cualidad urbana de lo arquitectónico. Edificio-pasaje que permitirá establecer ahora una relación fluida y permeable en su entorno arbolado a la vez que deviene en telón de fondo de la perspectiva de los jardines del Hospital.
Se trata por tanto de un edificio que se mueve a medio camino entre su condición de objeto ensimismado, de artefacto aislado, de pabellón en el parque, condicionado por su programa de usos y su voluntad de aceptar un papel activo en la recualificación de su entorno urbano.
Programa desarrollado. El MUVI consta de tres grandes areas: la que corresponde al contenido del Museo propiamente dicho, es decir los espacios expositivos destinados a la muestra temática de la Ilustración, el area correspondiente a las exposiciones temporales, que incluye salas de exposición y salón de actos y por último aquella zona destinada al área interna del edificio, en la que se sitúan la Biblioteca, Centro de Estudios, así como el espacio destinado a la Administración del Museo.
Las tres áreas confluyen en el espacio quizá más representativo y de mayor capacidad del Museo: el vestíbulo general, al que se accede desde la fachada principal a través del pasaje abierto bajo el mismo edificio y desde la fachada lateral que se abre a la prolongación de la calle Requena.
En lo que concierne a la primera de estas tres grandes áreas será el recorrido el elemento que se constituya en el argumento del orden formal y compositivo del proyecto. Se plantea un recorrido en sentido descendente a través de numerosas salas de exposiciones organizadas en rampas muy suaves que recorren en zig-zag la pieza de mayor longitud del Museo.
Un ascensor ligero y transparente, bien situado en el vestíbulo principal, conducirá a los visitantes a la cota superior del itinerario expositivo. Se trata de una sala abierta al vestíbulo y fuertemente iluminada cenitalmente.
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A partir de esta sala se iniciará el recorrido por las distintas salas de exposiciones, con la inclusión de una sala en mitad del recorrido, que podría asumir diferentes funciones de las restantes y que mira, al igual que la primera, al vestíbulo principal.
Todas las salas se incluyen en dos construcciones alargadas que se disponen en paralelo, aunque una de ellas se quiebra al centro a fin de conseguir que el vacío triangular obtenido como resultado de este movimiento pueda introducir una componente de complejidad que contribuya a enriquecer los espacios disponibles.
La última de las salas de exposiciones se sitúa al nivel de la planta primera. A partir de aquí una serie de rampas conducirán al visitante al nivel de planta baja (vestíbulo principal) o bien al sótano donde se ubica el salón de actos y las salas de Exposiciones Temporales. Este recorrido supone una acción envolvente en torno al vacío del vestíbulo general del Museo.
Atención especial presta el proyecto precisamente a la ubicación de la Sala de usos múltiples y Salas de Exposiciones Temporales. La primera de ellas se sitúa en planta de sótano, pero la substracción de una franja de forjado de planta baja junto a la aparición de un patio inglés van a permitir que el foyer de esta Sala se abra al exterior y goce de iluminación natural y vistas sobre el antiguo jardín privado, ahora incorporado al Museo. El acceso a la Sala se producirá desde el vestíbulo principal a través del ascensor y del sistema de rampas incluido en uno de los lados del vestíbulo. Esta inmejorable ubicación permitirá, además de mejorar las condiciones de sus espacios exteriores, su utilización fuera del horario del Museo.
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Las Salas de Exposiciones Temporales se disponen en la misma cota que la Sala de usos múltiples, pero a su vez se las dota de un acceso principal y diferenciado del contenido temático del MuVI.
La tercera de las áreas se destina a los usos no expositivos del edificio y se ubican en la pieza prismática más pequeña al otro lado del vestíbulo principal. En las dos plantas superiores se incluye la Biblioteca organizada en dos niveles: el bajo, destinado a sala de lectura y depósito de libros y el nivel superior en el que se instalarán recintos individualizados para investigadores. La Biblioteca se ilumina cenitalmente a través de una secuencia de lucernarios en su cubierta orientados a Norte.
El Centro de Estudios ocupa el nivel inferior (planta primera) y al igual que el área administrativa, que se desarrolla a nivel de planta baja, se estructura en una serie de recintos, conectados por un corredor, abiertos a la fachada del edificio que se enfrenta a los bloques de viviendas existentes.
Por último, el nivel inferior (planta sótano) viene ocupado por los servicios generales del Museo (aseos, guardarropa, teléfonos, etc) en relación directa tanto con el Salón de Actos y Salas Temporales como con el Museo propiamente dicho.
En la cabeza de esta pieza prismática se dispone el núcleo de comunicación de toda esta área interna iluminado cenitalmente a través de un gran lucernario abierto en la cubierta. Este núcleo cuenta con un acceso independiente al del Museo.
En la planta baja y en el vestíbulo general se incluyen los servicios de cafetería y tienda en una posición de frontera entre el vestíbulo y la calle, de manera que pudieran funcionar con horarios diversos a los del Museo.