Cómo una vivienda de VPO de los años 80, con una tipología semi-adosada de las que infesta repetitivamente nuestra geografía, transformó su oferta de espacios sociales y de intimidad mediante una serie de operaciones sencillas, tras la salida de los hijos del hogar.
Esta rehabilitación es la cristalización de los procesos de evolución personal de una familia de clase media, y de la forma en que sus cambios vitales la han ido obligando a modificar su entorno doméstico a lo largo de los últimos 29 años. Esta familia estaba originalmente formada por cuatro miembros, cuando en 1985 la pareja y los dos niños se mudaron a una vivienda VPO semi-adosada en una ciudad dormitorio, entonces muy periférica, del área metropolitana de Sevilla. Los niños iban a un colegio cercano por razones de afinidad pedagógica e ideológica, ése fue el detonante del traslado a la zona, y el padre, médico, se desplazaba cada día a la capital en su vehículo personal. Su mujer consiguió el traslado a un centro docente cercano donde impartía clases. Poco a poco, la explosión demográfica de la zona terminó por colapsar las arterias de penetración motorizadas y el desplazamiento de doce minutos al hospital donde ejercía terminó convirtiéndose en un trayecto de 45 min de media. También los hijos fueron creciendo y, primero para salir de marcha y luego para asistir a la universidad, tenían que hacer uso de uno de los tres coches que acabó teniendo la familia. La frecuencia irregular de autobuses y la distancia a la parada no permitían un uso habitual sin estrés.
Primero los hijos compartían cuarto, luego cada uno tenía una habitación y compartían otra para jugar o ver la televisión. La planta de arriba daba una cierta independencia a los jóvenes, la entreplanta a los padres y el salón y un pequeño comedor, ambos demasiado pequeños, hacían la función social entorno social alrededor de la cocina. El estudio del padre quedó en la habitación más oscura y fría de la casa: el antiguo garaje. Ante la dependencia de la capital, muchas veces se plantearon mudarse a un piso más céntrico, pero la cosa se fue demorando. Los hijos se acabaron independizando y de repente la casa se convirtió en un espacio demasiado grande con estancias demasiado pequeñas. La aparición del metro y la crisis económica (con la consecuente reducción de número de desplazamientos) habían para entonces fluidificado el tráfico y ahora el padre de familia combina bicicleta y metro o bicicleta y coche para ir a trabajar. La madre ya está jubilada. Demasiado arraigados para irse a otro lugar. El requerimiento de partida de los clientes era “mudarse” sin moverse del sitio, una casa a la que ya tenían apego y de la que no querían desprenderse.
La propuesta se centró en la transformación integral de la planta baja, donde se concentraban las principales carencias de la vivienda. Una distribución original muy rígida de muros de carga, dejaba así lugar a un espacio único en continuidad con suelo de madera, divisible con grandes puertas correderas, y en torno a una gran encimera central que conecta el comedor (antiguo salón) con la cocina. Pequeños refuerzos estructurales sin descuelgues, ejecutados con pletinas de tracción que convertían los zunchos de borde en vigas, permitieron abrir los huecos necesarios para generar perspectivas interiores mucho más amplias.
Un nuevo cuerpo edificado adyacente, colocado en el espacio habilitado tras la demolición del trastero, dotó finalmente a la casa del gran salón que le faltaba, donde los dueños se reúnen a menudo con sus amigos y a diario para leer o ver la televisión. Una estructura vista de acero recubierto con pintura auto-intumescente, un forjado de chapa de acero galvanizado dejada “al natural” y un gran ventanal al patio dotan a este nuevo espacio del carácter representativo que necesitaba. La orientación Oeste-noroeste implicaba una gran incidencia solar durante las tardes de verano, por lo que se diseñó un sistema de protección multicapa: sistema corredero de hojas de chapa perforada quebrada (galvanizadas de fábrica y lacadas al horno), cortina enrollable exterior y carpintería corredera con doble acristalamiento de seguridad y film intermedio de baja emisividad. La cubierta de esta ampliación equipó al estudio del padre, ahora en planta alta, con una terraza y esto fue una pieza clave en la negociación que llevó a la aprobación del proyecto por parte de los clientes.
El antiguo garaje, que más tarde sería estudio, volvió a su carácter de servicio, para habilitar un lavadero cercano al salón. Esto demostró que poner en contacto usos poco cercanos permite una gran versatilidad de utilización, al aportar un espacio generoso de “desavío”.
La escalera principal, que estaba cargada de gestos formales posmodernos, se quebró para generar una lámina ascendente, que tamiza la luz y conecta visualmente todas las plantas. El gran hueco a dos alturas (y media) era uno de los grandes alicientes de la vivienda y tras la reforma se convierte en el rasgo más distintivo del espacio interior. Una pletina maciza de acero lacado, fijada con garras ancladas químicamente al forjado inclinado de la zanca, se va plegando para conformar el pasamanos como si fuera una gran estructura de papiroflexia.
Como uno de los socios del estudio creció en esa casa, de alguna forma intentó transmitir al resto del equipo las ideas que desde hace años tenía para poder mejorarla y aquellos valores intrínsecos que, a lo largo de su vida, descubrió que ya tenía. Afrontar una rehabilitación de un edificio existente sin un valor arquitectónico significativo, pero con muchas virtudes, junto con las ventajas e inconvenientes de una negociación arquitecto-cliente marcada por lazos paterno-filiales llevó a exprimir al máximo las posibilidades del proyecto. Tras muchas variaciones, la solución finalmente desarrollada ha permitido a los habitantes de la casa mejorar sustancialmente su día a día en una casa “refabricada”.
Pero el proyecto lleva su significación doméstica hasta una escala metropolitana. Después de años de excesos constructivos, es necesario afrontar la revalorización de tejidos urbanos quizás no muy acertados y para ello es fundamental promover su modernización, mejorar su eficiencia energética, su calidad espacial y, sobre todo, asegurar su versatilidad frente a cambios futuros. Mutar es sobrevivir.
Ficha técnica
REHABILITACIÓN DE VIVIENDA UNIFAMILIAR ADOSADA EN SEVILLA. (bau)m lab S.L.P.
PROYECTO: 2013
OBRA:2013
PROMOTOR: Privado
UBICACIÓN: Área metropolitana de Sevilla, España.
ARQUITECTURA E INTERIORISMO: (bau)m lab S.L.P. [www.baumarquitectura.com]
Marta Barrera Altemir, Javier Caro Domínguez y Miguel Gentil Fernández
COLABORADORES: Ariane Chiaranda, Matheus Mehler, Eva Spielberger
ARQUITECTA TÉCNICA: Mónica Encina Caballero
CÁLCULO DE ESTRUCTURA: Duarte y Asociados
EMPRESA CONSTRUCTORA: Construcciones Javier Guzmán S.L.
MUEBLE A MEDIDA SALÓN:Tecnia Madera S.L.
RELACIÓN DE MARCAS COMERCIALES UTILIZADAS:
Mobiliario VITRA: Plastic Chairs y Rocking Plastic Arm Chair.
Taburetes LEM de LAPALMA
Luminarias: apliques de pared interiores y exteriores y lámparas de techo: PUJOL
Luminarias colgantes modelo Stone: ALMA LIGHT
Luminaria Arco de FLOS
Cocina HÄCKER
El grifo de la cocina es de la línea AXOR Starck de HANSGROHE
Sofás JOQUER
En los baños los sanitarios son el W+W, inodoros y bidé serie Hall, lavabos Sofía y grifos de la línea Element. Bañera Easy. Todos de ROCA
Mesa San Marco (diseñada por Gae Aulenti) de ZANOTTA
Reloj Lewis blanco de HABITAT.
Frutero Blow Up de los hermanos Campana para ALESSI.
Cerámica China www.coolfromchina.com
Interruptores y mecanismos JUNG
Herrajes puertas correderas: SAHECO