La Sede de Coordinación de Emergencias es un edificio exento y singular situado en una parcela sin claras referencias urbanas y con un acceso peatonal difícil. Una situación que potencia el nuevo P.G.O.U. de Sevilla con la incorporación de una vía rápida deprimida que se desarrolla paralela a uno de los linderos de la parcela, y que se suma a la autovía A92 que transcurre tangencialmente a la misma. Se contemplan como condiciones preexistentes los posibles accesos al solar, el parque proyectado en el frente sur de la parcela, la orientación geográfica y las relaciones con el entorno lejano. El edificio nace como respuesta a la necesidad de unas condiciones de trabajo adecuadas, con espacios ventilados, con vistas relajantes, e iluminados naturalmente, a la conveniencia de unas circulaciones independientes para todos las estancias del edificio y a la necesidad, recogida en el programa funcional, de facilitar la visión directa entre un numeroso conjunto de estancias relacionadas con las salas de operadores. Todo ello se resuelve con una trama de llenos y vacíos, de luces y sombras, atravesada ortogonalmente por los espacios de circulación, permitiendo relaciones visuales entre los recintos, que no interfieren con la iluminación de los mismos ni con los desplazamientos del personal. Vacios ajardinados y circulaciones en claroscuro, que unidos al estanque y al pórtico de acceso no son más que la descomposición del esquema tradicional de patio porticado meridional.
La relación con la ciudad se produce en dos ámbitos distintos. Con el centro urbano en el ámbito del entorno lejano, a través de la torre de comunicaciones rematada con el letrero que advierte de la presencia del 112, y que actúa como hito perceptivo. En el entorno cercano, desde el barrio de Sevilla-este, el edificio se muestra sobre un entorno verde y dilatado, amable y con la adecuada perspectiva para su lectura.
El edificio se concibe como una interpretación contemporánea de las soluciones medioambientales que nos aporta la tradición constructiva local. Esta diseñado como un entramado de muros de gran inercia térmica y sólo nueve metros de altura, que respiran a través de patios ajardinados de dimensiones muy controladas organizados a modo de fisuras orientadas al sur, cuya exposición a la luz solar se regula mediante una fachada horizontal de lamas motorizadas de aluminio situada en la parte superior de los patios, que trabaja de forma similar a los toldos tradicionales. El control solar es muy sencillo ya que se realiza por entero en la quinta fachada del edificio.
