El solar en el que se ubica este edificio destinado a 65 viviendas protegidas de alquiler para jóvenes y local polivalente en Zaragoza, se encuentra situado en la confluencia de dos estructuras urbanas totalmente diferenciadas: un crecimiento del extrarradio de los años 50 caracterizado por una alta densidad de edificios en manzana cerrada y escasa altura, con viarios estrechos, sin espacios libres públicos ni equipamientos pero con una gran presencia de comercio de proximidad, y un barrio residencial desarrollado a partir de los 70 caracterizado por edificaciones residenciales aisladas en altura, intercaladas con parcelas dotacionales y espacio libres de uso público, sobre una trama viaria de amplias avenidas ortogonales.
El edificio se sitúa en el interior de la parcela en función de un análisis pormenorizado del solar y su entorno de acuerdo con parámetros como la relación con las distintas escalas de los viarios que lo rodean, generación de espacio público, integración adecuada en la compleja estructura urbana, búsqueda del máximo asoleo de la viviendas en el solsticio de invierno, creación de un espacio polivalente en la fachada representativa, protección del espacio residencial del ruido, generación de un espacio comunitario soleado y resguardado del tráfico, conceptos todos ellos que han sido fundamentales en la reflexión que ha dado lugar a la distribución interna de los espacios libres y ocupados en la parcela y a la posición de la edificación el en interior de la misma.
Fruto de este análisis, la edificación se configura mediante dos volúmenes diferenciados de acuerdo con los usos fundamentales: con frente a la gran avenida que lo delimita por el Norte, y que forma parte de la malla básica de la ciudad, se sitúa el volumen de dos plantas que alberga un diáfano local polivalente con vocación de ser destinado a equipamientos vinculados a los jóvenes inquilinos y a la población carente de dotaciones del barrio en el que se inserta; y a lo largo de la vía de acceso al barrio caracterizada por una menor intensidad de tráfico rodado pero con un intenso uso peatonal se desarrolla el volumen que alberga el programa residencial con una óptima orientación de las fachadas de las viviendas a Este y Oeste en busca del máximo asoleo durante el solsticio de invierno. La relación entre estos dos volúmenes permite además generar un mayor espacio público en el entronque entre los viales de ambas estructuras urbanas y un nuevo espacio peatonal a modo de plaza interior desde el que sea accede a las viviendas, comunicado con el espacio comunitario con el que comparte la protección ante el intenso tráfico rodado y una orientación sureste que permite garantizar una adecuada insolación matinal todo el año.
El edificio se define volumétricamente a través de una cinta de hormigón blanco que lo recorre y envuelve sirviendo como nexo de los diferentes volúmenes y como metáfora de la unión entre ambos barrios.
El programa residencial se desarrolla mediante una unidad habitacional de algo más de 37 m² a ambos lados de una galería de comunicación con iluminación y ventilación natural. El esquema del edificio y el diseño de la unidad sitúan las zonas húmedas de las vivienda a lo largo de este eje de comunicación, de manera que se concentran y optimizan los recorridos de las instalaciones y se liberan las fachadas para ubicar salones y dormitorios.
De este modo la vivienda tipo se configura en tres bandas paralelas, la primera es la referida zona húmeda, con cocina y baño, la segunda acoge las estancias principales, el salón y el dormitorio, mientras que la tercera está constituida por el espacio exterior de cada vivienda. Esta distribución de una tercera banda destinada a espacio exterior permite el control de la incidencia solar en el interior de la vivienda en los meses cálidos, pues funciona como un filtro que incide en el comportamiento energético y bioclimático del edificio, lo que unido a una importante mejora de la envolvente térmica respecto del edificio de referencia, mediante incremento de aislamiento térmico y uso de vidrios con tratamiento bajoemisivo y control solar, y la implementación de un sistema de recuperación de energía de la instalación de renovación del aire interior de las viviendas, permiten obtener una certificación energética clase B.