La propuesta siempre se planteó como una intervención mínima sobre el terreno en el entorno de la Ermita del Castillo en el Cerro del Búho de Cabezabellosa, (Cáceres), cuya calidad ambiental convierte al paisaje en protagonista de la intervención. Bajo estos planteamientos, se trataba de preservar, consolidar y en definitiva, poner en valor el espacio natural y sus cualidades paisajísticas. Por este motivo, la intervención siempre se manifiesta desde la mínima agresividad y la máxima eficacia, con la idea de potenciar este potente enclave natural cuyos factores determinantes son la amplitud de campo visual y la luz, sin olvidar la variedad y riqueza de las distintas especies, propias del clima Mediterráneo en esta localización. Entre los diferentes biotipos, pueden encontrarse Robles, Castaños, Encinas o Retamas y un abundante número de aves rapaces, como buitres, águilas y halcones, que sobrevuelan a escasos metros de nuestra posición.
El proyecto se manifiesta como una declaración de intenciones / sensaciones, que facilitará y potenciará la percepción dominante del enclave en primer término y el amplio horizonte en segundo lugar, desde el que se es capaz de distinguir visualmente desde la Sierra de Francia en la provincia de Salamanca, hasta Portugal al oeste, pasando por las comarcas del Ambroz, Tierras de Granadilla, Hurdes, Gata y el Alagón. A través de la combinación de tramos curvilíneos, la pasarela adquiere una forma final compleja y variada que favorece la percepción del entorno natural a lo largo del recorrido y posibilitará la generación de un recorrido visual variado que favorece una experiencia de un tránsito dinámico y cambiante, gracias al ensanchamiento y aparición de un banco sobre el que divisar entre otros, una espectacular puesta de sol, sentir el vacío, experimentar la sensación de caminar sobre las rocas, al tiempo que le coloca en una posición de privilegio ante la amplitud del paisaje, enfatizado por los límites propios de la intervención realizados en vidrio.
La pasarela nace como un sinuoso paseo que sobrevuela el lugar gracias a determinados puntos estratégicos de apoyo, que sirve como conexión accesible entre los diferentes y privilegiados puntos visuales. Con una ligera pendiente de ascenso en los dos ramales que conforman el mirador, la pasarela se bifurca y conforma como un sistema orgánico, modulado, secuencial y sistematizado en el que se entrelaza y envuelve el acero equidistantemente, de modo que sirve como sujeción del tablero de apoyo y protección lateral y, al mismo tiempo, favorece la visión permeable inferior y transversal. La estructura, el cerramiento y el paso dejan de ser tres variables independientes para entenderse como una solución única e integradora. Esta materialización constructiva, basada en la uniformidad y simplicidad en la elección de los materiales (acero, madera y vidrio), su cromatismo, carácter liviano y sutil, favorecen cierta sensación de aligeramiento del volumen y garantiza su identidad visual e integración en el paisaje. Entre sus principales ventajas destaca la facilidad y posibilidad de montaje en dicha ubicación, nulo mantenimiento e idóneo comportamiento a la intemperie y rachas de viento.
Galería de fotos: Mirador del Castillo de Cabezabellosa
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